20.2.07

La transfiguración de los códigos


La obra que en esta ocasión presenta Moisés Gámez tiene antecedentes históricos claramente identificables que se encuentran en el que fue, en palabras de Arthur C. Danto, el movimiento más crítico del siglo XX, para este filósofo la irrupción del arte Pop en un ambiente dominado por la pintura abstracta, significó en la primera mitad de la década de los sesenta, que todo era posible en el futuro del arte y que no había un futuro específico. También vislumbró que este futuro requería una teoría nueva y diferente del realismo, de la abstracción y del modernismo. El Pop marca un final del arte, ya que desde entonces no hay una sola dirección, de hecho no hay direcciones, sino elecciones tan variadas como artistas existen y en su punto de vista, esa es la condición objetiva del arte contemporáneo: el artista puede, como diría Andy Warhol, ser un expresionista abstracto o un artista pop, un realista o cualquier otra cosa.
A Danto le parece que parte de la inmensa popularidad del Pop radica en que transfigura las cosas que son significativas para la gente en su vida cotidiana, elevándolas al estatus de arte. La transfiguración es un concepto religioso, significa la adoración de lo ordinario, como en su aparición original, en el evangelio de san Mateo, significó adorar a un hombre como a un dios.
Los recursos técnicos de los cuales se vale Moisés en esta serie de obras, derivan de las estrategias del arte Pop: la utilización de carteles y productos de la industria de la cultura popular, así como de materiales vulgares y de desecho; sin embargo en la obra de Moisés, responden a estructuras históricas diferentes, tienen distintos significados y satisfacen diferentes intenciones. Si el Pop fue la glorificación – no exenta de sentido del humor- de la mercancía, la propuesta que nos ocupa ahora, aunque estilísticamente está cercana al Pop, difiere radicalmente en intenciones, ya que encontramos en ella una búsqueda de identidad, que es parte de la psicología de nuestro tiempo, a través de una crítica al esfuerzo por integrarse al grupo al cual se pertenece en términos económicos, mediante ansiosos y angustiantes hábitos de consumo. La incorporación de elementos de la cultura popular, en este caso, conlleva una crítica a éstos y al sistema que permite, a través de un código de barras, volver producto comercial a cualquier objeto e incluso a un sujeto.
Las reflexiones son variadas, así como los recursos técnicos utilizados en la obra, la elección del metal no sólo como soporte, sino como integrante de la obra, confiere a ésta una sensación de anónima frialdad acorde con el significado que el autor quiere transmitir al espectador, es decir la dureza de los mecanismos económicos que rigen a la sociedad contemporánea. A este mismo propósito responden la mesurada geometría de sus formas y colores en concordancia con los materiales industriales utilizados.
Confirmamos con esta muestra el proceso de maduración tanto técnico como conceptual, producto de la búsqueda y disciplina que Moisés se ha impuesto.

Carolina Korber
artista plástica

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